Proyecto de Ordenanza
Designando con el nombre “José Magnani” a la calle que corre en diagonal entre las calles Miguel Victorica y Avda. Jorge Newbery de la ciudad de Bahía Blanca, y la futura prolongación de la misma que en el futuro se establezca.
Expediente: HCD-193/2008
Autor: Juan Pedro Tunessi
Bloque: Unión Cívica Radical
O R D E N A N Z A
Art. 1ero.: Desígnase con el nombre de José Magnani a la calle que corre
———– en diagonal entre las calles Miguel Victorica y Avda. Jorge Newbery de la ciudad de Bahía Blanca, y la futura prolongación de la misma que en el futuro se establezca.-
Art. 2do.: Dé forma.-
FUNDAMENTOS
Don José Atilio Magnani nació el 21 de julio de 1904 en Gatteo, un pueblo de la Emilia Romagna, en la República de Italia, hijo de un labrador, que trabajaba una pequeña porción de tierra, al 50 por ciento, para mantener a sus seis hijos.-
Según se puede rescatar de la crónica “El día que nunca olvidaré” que en la sección vida cotidiana del diario La Nueva Provincia escribiera sobre su vida Rubén Benitez, el pueblo donde nació Don José estaba conformado por gente que “…cultivaba el gusano de seda, el cáñamo, el trigo y sobre todo la pobreza y en la carpintería fabricaban toneles de vino”. Su familia se resignaba a vivir en una única habitación, que servía de dormitorio, comedor y cocina, y se alumbraban con velas y lámparas de kerosene. En ese ámbito y para contribuir al sostén de la familia, aprendió el oficio de carpintero.-
Finalizada la Primera Guerra Mundial, don José tuvo ocasión de conocer los primeros embates del autoritarismo en su contra. Avanzada la década del 20, el Fascismo de Mussolini comenzó a controlar Italia y Magnani fue testigo de las purgas y persecuciones políticas de todos quienes no adscribían al régimen autoritario. En ese contexto y ante el inevitable advenimiento del régimen, es cuando decide junto a ocho amigos, emigrar a la Argentina, donde según se comentaba “se estaba muy bien”, siguiendo los pasos de uno de ellos de apellido Gobbi, que se había afincado en un remotísimo lugar llamado Bahía Blanca. Es a instancia de este último y a partir de una carta que les escribiera que toman la decisión. Todos sus compañeros de ruta regresaron a la península, luego de algún tiempo.-.
El 29 de enero de 1927, zarpó junto a los restantes amigos, en la bodega del “Julio Cesar”, llegando a Buenos Aires un 14 de febrero de aquél año. Dos días después y un tanto decepcionado, se subió a un tren que lo depositó en Bahía Blanca, donde se instaló en una pensión de la calle Avellaneda y Charlone.-
Comenzó a trabajar en la carpintería de Zapperi en la intersección del O¨Higgins y Berutti. A comienzos del 29 los carpinteros declararon una huelga hasta lograr que les pagaran 5cvs. la hora y Magnani fue uno de los dirigentes que encabezó el reclamo.-
Fue en ese año, que a través de Guido Fioravanti, se afilió al partido Comunista, a cuyas ideas adhirió durante toda su vida. Comenzó a describir así un largo compromiso con las ideas de justicia y equidad social y a protagonizar los reclamos para que esos cambios se materializaran. La crisis del 29 los llevó a buscar otras alternativas y logró ingresar como carpintero en el Ferrocarril, manejado en aquellos años por los Ingleses. En el año 1931, los administradores del Ferrocarril, redujeron los salarios del personal, alegando problemas en la rentabilidad empresaria. Tiempo después obligaron a los obreros a laborar semana por medio. Magnani denunció a los dirigentes de la Unión Ferroviaria, a quienes consideró demasiados complacientes con los patrones. En 1931 llegó el primer despido y con ello la obligación de buscar otros horizontes.-
Se defendió haciendo changas y gracias a la solidaridad de obreros y artesanos compañeros de sus luchas políticas. En 1937 se casó con Joaquina Candell y debido a las persecuciones de la policía, que lo tenía “fichado”, don José bajo el nombre falso de José Tachetti, decide irse a Buenos Aires, donde consigue trabajo en los Estudios San Miguel. En ese ámbito Magnani conoció y entabló relación con Amelia Bence, Delia Garcés y la bahiense Maria Duval, de quien guardaría un gratísimo recuerdo.-
Producto de su militancia y por lealtad a sus ideas políticas, “La Federal” se ocupó de fichar a José Magnani, motivo que lo llevó a regresar a Bahía Blanca. En esos años, en Europa se libraba la Segunda Guerra Mundial, conflicto en el que perdiera a su padre, razón que obligó a su madre viuda a cuidar al resto de sus hermanos.-
Al finalizar la Guerra, de nuevo en nuestra ciudad, don José logra ser reincorporado al Ferrocarril. De entonces se guarda el recuerdo de una enorme manifestación de ferroviarios, de cuya organización participara Magnani, presidida por las banderas aliadas (Francesa, Inglesa, Norteamericana y Soviética), en festejo de la derrota del nazi-fascismo.-
Tuvo dos hijos, varios nietos y bisnietos.-
José Magnani estuvo reiteradas veces preso por sus ideas políticas o para impedir que ejerciera la representación de sus compañeros. En 1951 fue llevado a la Penitenciaria Nacional y luego trasladado a la Cárcel de Devoto, donde estuvo detenido más de dos meses, alojado en condiciones indignantes. En reiteradas oportunidades fue cesanteado de su trabajo y siempre las “razones” o “motivos” fueron sus ideas políticas y el compromiso con su lucha sindical.-
Tras varias cesantías y reincorporaciones, se jubiló en 1961. En 1962 pudo volver por primera vez a Italia, gracias al apoyo de su gobierno y en ese mismo año, fue invitado a visitar Corea del Norte por la Confederación de Trabajadores. En el año 1971 inició la organización de la obra social para jubilados ferroviarios y poco tiempo después participa de la asamblea fundadora del Centro de Jubilados y Pensionados Cono Sur, cuya directiva integró y presidió hasta el final de sus días.
Entre otras actividades Magnani integró la Comisión por la Paz, junto a entre otros el Dr. Serafín Groppa, ilustre vecino de nuestra ciudad y con tal motivo visitó en el año 1973, la ciudad de Moscú, sede del gran Congreso Internacional por la Paz, evento al que también concurrió otro bahiense ilustre don Ezequiel Crisol.-
El 19 de octubre de 1990 el Presidente de la República de Italia galardonó a don José Atilio Magnani con la “Orden al Mérito de la República Italiana”, confiriéndole el grado de Caballero.
En su lucha por los jubilados, fue uno de los artífices del nacimiento del PAMI (Programa de Atención Médica Integral), como la obra social única en su tipo en todo el continente Americano. Lucho incansablemente por recuperar su control por parte de la mal llamada clase pasiva. Fue un abanderado de la movilidad jubilatoria y un referente ineludible Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubilados y Pensionados de la República Argentina, desde donde bregó por el derecho de los mayores.-
Haciendo un poco de memoria, es imposible no recordar las innúmeras y multitudinarias asambleas que presidió, las incontables marchas que lideró y organizó, las proclamas públicas en defensa de los intereses de los jubilados, tareas que redobló durante los largos períodos en que los haberes estuvieron congelados y el trato de los jubilados adquirió niveles de indignidad humana.-
La casa del jubilado, el Centro Cono Sur, su gran obra, que dirigió con mano firme hasta sus últimos días, hoy en un modelo de solidaridad y lugar de verdadera redención social, al que acuden innumerables abuelos de toda la región a la espera de tratamientos o atención médica. Allí encuentran no solo confortables y accesibles instalaciones, sino el amor y la amistad que se respira en ese lugar inspirado en la lucha de don José.-
En su larga y fructífera vida, concurría diariamente a su centro de jubilados y se ocupaba personalmente de cada problema. Hizo escuela, dejó tras de sí a un gran número de dirigentes que tienen el sello de su formación y continúan su obra.-
Vivió de una forma total y absolutamente austera hasta el día de su fallecimiento, ocurrido el 9 de agosto de 2002, a los 98 años de edad. Fue un dirigente singular, apreciado y respetado, honesto y comprometido. Sus ideas lo llevaron a entender la vida desde el compromiso con el prójimo.-
La razón de su existencia, hasta el último suspiro, era construir un mundo más equitativo, una sociedad más solidaria. Él adoptó nuestra ciudad como el ámbito para librar su batalla inconclusa. Fue un vecino destacado y miles de ciudadanos bahienses guardan de él un inmejorable recuerdo. La ciudad debe rendirle este justo homenaje.-