Proyecto de Ordenanza
Imponiendo el nombre de “Grito de Alcorta” a un espacio verde de nuestra ciudad.
Expediente: HCD-318/2012
Autor: Elisa Virginia Quartucci
Bloque: Integración Ciudadana
PROYECTO DE ORDENANZA
Artículo 1º: Impóngase el nombre “Grito de Alcorta” al espacio verde ubicado entre las calles Vieytes, Avenida Buenos Aires, 17 de Mayo y Jorge Walsh.
Artículo 2º: Encomiéndese al Departamento de Planeamiento Urbano – Dirección de Espacios Públicos el diseño del espacio verde mencionado, quien coordinará las tareas con la filial Bahía Blanca de la Federación Agraria (F.A.A.).
Artículo 3º: Acéptese la colaboración del Ing. Agr. Sebastián Catini en el diseño de la plaza, en especial en la radicación de especies arbóreas autóctonas, tal la propuesta efectuada por la F.A.A.
Artículo 4º: Acéptese la donación por parte de la filial local de la F.A.A. de la escultura alusiva a las actividades agrícola-ganaderas, realizada por el Arq. Alejandro Santana.
Artículo 5º: Impútense los gastos para la ejecución de las tareas necesarias a la partida correspondiente de la Secretaría de Obras y Servicios.
Artículo 6º: De forma.
Fundamentos:
El presente proyecto de Ordenanza tiene como fundamento una solicitud efectuada por la Filial Bahía Blanca de la Federación Agraria Argentina, entidad que con motivo de conmemorarse el centenario del denominado “Grito de Alcorta” ha solicitado la posibilidad de materializar un espacio verde en nuestra ciudad que conmemore aquel acontecimiento histórico (se adjunta nota). A continuación se realizará una breve reseña histórica que nos permite fundamentar el proyecto de referencia, haciendo hincapié en los acontecimientos que dieron lugar al reclamo de los pequeños productores rurales y posibilitaron la conformación de la Federación Agraria Argentina, en el año 1912.
En la provincia de Santa Fe, en el año 1856, se funda la primera colonia agrícola, llamada Esperanza. Desde entonces, el proceso de colonización adoptó dos formas: una, a cargo de empresarios privados, quienes adquirían las tierras a precios convenientes y no debían arrendarlas, y otra, por la que los colonos inmigrantes adquirían tierras a precios bajos. Esta última alternativa no alcanzó resultados relevantes. En tanto, tampoco se respetó que las tierras adquiridas no se arrendaran. La incorporación de nuevas tierras y la expansión de la frontera agrícola y la ampliación de las líneas ferroviarias condujeron a un incremento notorio del valor de las tierras y sus propietarios se negaron entonces a venderlas. Sí se avanzó con el aparcelamiento y posterior arrendamiento de las parcelas a pequeños chacareros colonos.
A principios del siglo XX, y como consecuencia de las políticas adoptadas hasta entonces, grandes extensiones de tierra pertenecían a la oligarquía terrateniente. Los inmigrantes se incorporaban a la producción agropecuaria como arrendatarios de los inmensos latifundios y, a través de los contratos firmados se veían sometidos a una constante explotación por parte de los propietarios de la tierra. No sólo debían hacer frente a altos precios de arrendamiento de la tierra sino que eran obligados a vender la producción y comprar insumos y herramientas a los propietarios.
Es decir que, por aquellos años, la producción agropecuaria argentina dependía de una serie de factores ajenos al productor rural; por un lado, el precio de los productos fijados internacionalmente, las condiciones climáticas, el manejo de intermediarios locales y acopiadores y, a todo ello, se sumaban los términos contractuales a favor de los grandes propietarios de la tierra, en desmedro de los pequeños y medianos arrendatarios.
El sistema de arrendamientos y aparcerías fue el más difundido a partir del año 1895. Con el tiempo los pequeños colonos y arrendatarios comenzaron a reclamar plazos más largos para los contratos de alquiler y rebajas de los arrendamientos rurales.
El cultivo de cereales se extendía en las tierras más fértiles, situadas en Santa Fe, Entre Ríos, norte de Buenos Aires y sur de Córdoba. Aquellas zonas eran explotadas por pequeños y medianos arrendatarios quienes, luego de las malas cosechas registradas en el año 1911 y de la caída de los precios de 1912, vieron amenazada sus posibilidades de arrendamiento; muchos se encontraron al borde de la quiebra y otros tantos atravesaban posibilidades ciertas de desalojo.
La crisis de los pequeños productores se extendió rápidamente a los comerciantes de los pueblos y a los proveedores de bienes de consumo e insumos. Los bajos precios de los cereales y los altos arrendamientos conspiraban contra la incorporación de mejoras y tecnología.
Por aquellos años, las autoridades nacionales representaban la voz de los terratenientes. El Ministro de Agricultura de entonces, Carlos Lahitte, manifestaba que los propios involucrados, es decir, los propietarios de las tierras y los aparceros y arrendatarios, eran los que debían resolver las diferencias, sin intervención de las autoridades.
Frente a la pérdida de la cosecha de 1911 –y luego de varios años de malogradas cosechas- los colonos conforman la primera agrupación de chacareros de la zona denominada Sociedad Cosmopolita de Agricultores de Firmat. Al año siguiente, en 1912 se registra una importante campaña cerealera. Los arrendatarios toman conciencia que, a pesar del extraordinario volumen de cereales obtenidos, sus resultados económicos fueron verdaderamente magros, debiendo afrontar incluso fuertes deudas debido, fundamentalmente, a los abusivos contratos de alquiler.
En marzo de ese año redactan un manifiesto alentando a los colonos a reclamar por sus derechos. Así, las reuniones entre chacareros comenzaron a multiplicarse y el 15 de junio se reunieron en asamblea en la plaza de Bigand. Ese mismo mes los chacareros del pueblo santafesino de Alcorta habían cpmenzado a organizarse, enfrentándose a los propietarios de las tierras –los que se encontraban representados por la Sociedad Rural Argentina-. Así, el 17 de ese mes se reunieron en la Sociedad Italia de Socorro Mutuo e Instrucción y decidieron invitar a los propietarios de los campos a participar de una asamblea pública el día 25 de junio para tratar los contratos de arrendamiento.
El Dr. Francisco Netri fue quien asesoró legalmente a los huelguistas a partir de la decisión adoptada por la comisión especial que se creó ese 17 de junio. Su nombre había sido sugerido por su hermano, el Cura Párroco de Alcorta, Pbro. José Netri quien, junto a otro hermano párroco de Máximo Paz, Pascual Netri, apoyaron desde un principio el reclamo de los colonos. Lamentablemente, Francisco Netri fue asesinado cuatro años más tarde, a manos de un empleado de los terratenientes, cuando se dirigía a la sede rosarina de la Federación Agraria.
En dicha asamblea se discutió y aprobó por unanimidad un modelo de contrato de arrendamiento que fuera propuesto por el Dr. Netri; en el que establecía un porcentaje de la cosecha a pagar por alquiler, la duración de los mismos como así también las condiciones en las que debían celebrarse los contratos y deberos y derechos de los propietarios y los colonos. Además se aprueba la declaración de huelga general.
El 25 de junio unos 2.000 agricultores representantes de diferentes pueblos como Máximo Paz, Bigand, Carreras, Firmat, entre otros, asistieron a la asamblea y decidieron iniciar una huelga con el propósito de reclamar la rebaja de los precios de los arrendamientos. Las delegaciones de las localidades vecinas acercaron también petitorios firmados por dos mil colonos más. Tal acontecimiento recibió el nombre de “El Grito de Alcorta”.
Rápidamente el reclamo se extendió y abarcó a toda el área de producción cerealera. La huelga que se extendió por dos meses, impactó también en el volumen de las exportaciones de productos primarios.
El petitorio de los colonos se observa claramente en una publicación del diario La Nación del 8 de Julio de 1912, donde se expresaba “Unámonos, pues en una acción conjunta y como los agricultores de Alcorta, Bigand, Alvarez, Firmat y otros puntos, solicitemos a los señores dueños de campos una rebaja a los altos alquileres que hoy se pagan para tener siquiera derecho a vivir sin el pesado cargo de la deuda que han hipotecado nuestro porvenir y el de nuestros hijos…" (Disponible en Internet en: http://www.todo-argentina.net/historia/gen80/SaenzPena(1910-1916)/index.html).
Las movilizaciones del campo no solo permitieron que se afianzara el respeto hacia el pequeño productor agropecuario y su familia sino que, además, fueron el fundamento para la sanción de Leyes de Arrendamiento y Aparcelas a partir de las cuales los campesinos lograron cierta estabilidad en la tierra, obteniendo en algunos casos la propiedad de la misma. Posteriormente se implementaron planes de transformación Agraria y se impulsaron créditos que permitieron al acceder a la estabilidad permanente en las parcelas.
Posteriormente, el 30 de junio se realizó una nueva asamblea en Bigand a la que asistieron más de 2.500 colonos oriundos de las localidades vecinas y de otras más alejadas, como La Plata y Bahía Blanca. Los chacareros presentes de estas dos últimas ciudades estaban abocados a la conformación de la Unión Agrícola de la Provincia de Buenos Aires.
Luego de dos meses de iniciado el conflicto, el 15 de agosto de 1912, los pequeños y medianos productores fundaban la Federación Agraria Argentina. Esta entidad gremial se creaba con el objetivo de dar continuidad e institucionalidad a la lucha emprendida. El Boletín Oficial Nº 1 de la Federación Agraria Argentina reproducía palabras alusivas al movimiento iniciado por los colonos pronunciadas por el Dr. Netri: “El grito de rebelión proclamado en Alcorta el 25 de junio ppdo., está por cerrar una página de las más hermosas del histórico movimiento. La huelga agraria que ha tenido la virtud de levantar a más de cien mil colonos en Santa Fe, primero, y sucesivamente en Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y territorio de La Pampa, puede decirse que está terminada después de tres meses de sacrificios, heroicamente soportados por los cultivadores de la tierra.” (Grela, P. (1997): “El grito de Alcorta. Historia de la rebelión campesina de 1912”; Ed. Tierra nuestra, 2ª edición, pp. 67).
A tres meses de aquel acontecimiento histórico los agricultores, luego de logar sus objetivos –como la ampliación de los contratos de arrendamientos, libertad para adquirir y vender maquinarias y un porcentaje mayor de la cosecha, entre otros- habían retomado sus labores en la tierra.
Hoy, a casi 100 años de aquel acontecimiento, el reclamo de los pequeños y medianos productores, si bien en otro contexto, sigue siendo una realidad: el avance del monocultivo, la denominada “sojización” del campo argentino, el avance de los pooles de siembra, el masivo éxodo rural, la expulsión de miles de productores, el despoblamiento del interior, la necesidad de una nueva legislación en materia de arrendamientos se convierten en un reclamo vivo de los pequeños y medianos productores rurales. Luego de una centuria no han perdido vigencia las palabras del Dr. Francisco Netri quien afirmara: “Estos hombres de campo ya no luchan para si, sino por sus hogares y por sus hijos, para que tengan la seguridad de un futuro de la que ellos carecen. Estar a su lado en esta hora debería ser la oposición de todo argentino". (Disponible en: http://www.comunadealcorta.gov.ar/index.php?myid=15)
Por lo expuesto, se solicita a los Sres. concejales el acompañamiento al presente Proyecto de Ordenanza.